Friedrich Engels y el socialismo utópico


Hemos de buscar el origen de la expresión “socialismo utópico” en los escritos de Engels, quien utilizó esa denominación al referirse a una serie de propuestas socialistas surgidas en la primera mitad del siglo XIX. En Socialismo utópico y científico (1880) este autor afirma que proceden de la Ilustración.

Por tanto, recurriendo a la clasificación elaborada por Karl Mannheim, estaríamos ante utopías de tipo racionalista.

Al respecto, es interesante señalar que las utopías no siempre son reconocidas como tales por quienes las proponen, sino que suelen ser designadas así por sus adversarios. Llevando eso al campo de la lucha por el poder, los grupos que están en ascenso propugnarían utopías, mientras que los gobernantes defenderían postulados ideológicos.

En el caso concreto que nos ocupa, el fracaso de la Ilustración durante la Revolución Francesa condujo a la sustitución de la razón por la utopía. A su vez, en ese proceso de cambio, el genio individual terminó por sustituir a los grupos en ascenso. Es precisamente en ese punto donde se detiene, en primer lugar, la atención de Engels.

El segundo punto en su estudio de este tipo de socialismos es lo que denomina la “ilusión utópica”.

Es decir, la creencia de que la verdad deberá ser reconocida por el mero hecho de ser verdad, con independencia del poder y de las fuerzas históricas. De esta manera, para el defensor de la utopía cualquier momento es bueno para la revolución. No será necesario prepararla, ni siquiera estudiar las condiciones propicias para alcanzar el éxito. Bastará con esperar, pues la verdad terminará imponiéndose.

Para Engels la utopía en la teoría socialista es propia de un periodo de falta de madurez, cuya principal manifestación era la incapacidad de las clases para sustentar el programa revolucionario. De ahí el protagonismo del genio individual, así como de la confianza ciega en el triunfo de sus postulados. En definitiva, la utopía sería un fenómeno propio del estado de inmadurez.

En Socialismo utópico y científico, Engels da tres ejemplos: Saint-Simon, Fourier y Owen.

Señala que todos surgieron durante el periodo de la Restauración. Pretende confirmar así la relación que establecía al principio entre el fracaso de la Ilustración francesa y la utopía. Ahora bien, existen notables diferencias entre ellos; especialmente entre Saint-Simon y Fourier.

El primero opta por la vía racional, mientras que el segundo se guía más por ideales románticos. De esta manera, Saint-Simon defiende que el esfuerzo ha de consistir en convencer a los demás: esto ha de ser así porque la imaginación, y no la violencia, es la que llevará a la ruptura con el pasado.

Un repaso de las ideas de Fourier nos llevará a descubrir a un autor más apasionado, menos moderado en sus planteamientos.

Por ese motivo, aunque la aportación de Engels posee un indudable valor, fracasa al no lograr distinguir con precisión los matices de cada autor y las notables diferencias que los separaban.