Los esfuerzos por superar la recesión


Las primeras medidas se centraron en políticas económicas deflacionistas: reducir el crédito y el dinero. Sin embargo, esto rebajó también la demanda, por lo que los gobiernos acabaron optando por la intervención económica.

Las propuestas de John M. Keynes

J. M Keynes defendía la necesidad de estimular la demanda para que esta tirase de la producción. Esto exigía que los gobiernos incrementasen el gasto público, aumentara la circulación monetaria y devaluaran la moneda.

Para ello, el Estado debía invertir en obras públicas: vías de comunicación, obras hidráulicas… que aumentarían la demanda de cemento, hierro, acero y maquinaria.
Estas obras exigirían, además, abundante mano de obra. Por tanto, si bien es verdad que estas medidas producirían inflación, también estimularían la inversión y la recuperación económica.

Su aplicación práctica: el New Deal

Desde 1933 el presidente de los Estados Unidos, F. D. Roosevelt, impulsó una política económica intervencionista en la línea del economista Keynes: se denominó New Deal. Se elaboró un ambicioso plan de obras públicas, se implantaron subsidios de paro, salarios mínimos, jornada laboral máxima…

 

También se devaluó el dólar para fomentar las exportaciones y se reformaron el sistema bancario y el bursátil para evitar desastres como el de 1929. Por último, se limitó la producción agrícola e industrial para que no cayeran los precios.

El New Deal produjo una cierta reactivación pero las inversiones privadas no llegaron a sustituir a las públicas. El paro descendió, aunque se mantuvo muy por encima de las cifras de 1928. Supuso un gran cambio en la economía: Se sustituía el Estado no intervencionista por el Estado interesado en el control de los negocios, que establecía seguridad social y buscaba la redistribución de la riqueza.

Sin embargo, solo la nueva guerra en Europa logró reactivar definitivamente la economía.