El antisemitismo como insulto al sentido común IV

La diferencia mayor entre los antiguos y los modernos sofistas está en que los antiguos se mostraban satisfechos con una pasajera victoria del argumento a expensas de la verdad, mientras que los modernos desean una victoria más duradera a expensas de la realidad. En otras palabras, aquéllos destruían la dignidad del pensamiento humano, mientras que éstos destruyen la dignidad de la acción humana. Los antiguos manipuladores de la lógica eran motivo de preocupación para el filósofo, mientras que los modernos manipuladores de los hechos obstaculizan la tarea del historiador. Porque la misma historia es destruida y su comprensión -que se basa en el hecho de que la hacen los hombres y, por lo tanto, puede ser comprendida por los hombres- se encuentra en peligro siempre que los hechos ya no sean considerados como parte del mundo pasado y del actual y se manipulen para demostrar esta o aquella opinión.

Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo, p. 72-73.

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