Menos obvio es que esas imágenes se sucedan siguiendo unos códigos de representación, ciertas normas que se han ido desarrollando para crear lo que denominamos “realismo cinematográfico”: un realismo hecho con ciertos planos montados de forma continua en secuencias que vienen reforzadas por una banda sonora para dar al espectador la falsa sensación de que nada ha sido manipulado, para crear un mundo en la pantalla que nos sea agradable.
Robert A. Rosenstone, El pasado en imágenes. El desafío del cine a nuestra idea de la historia, p. 49.